Formamos parte de la construcción y nos inspiramos para nuestro camino formativo en el Plan Provincial 2022-2028: “Vino nuevo que genera vida” cuya misión es “La educación de niñas, niños, adolescentes y jóvenes en situaciones de pobreza y riesgo, desde el sistema preventivo salesiano para que tengan vida y vida en abundancia” y apuesta porque desde sus instituciones u obras se construya la visión “Comunidades Educativas Salesianas en salida comprometidas en la reconstrucción del país desde la óptica de la ecología integral”.
En nuestro Plan Provincial se exhorta a mantener tres actitudes vitales por excelencia: La Presencia, El Discernimiento y el Acompañamiento.
La presencia que se impone en salida y en red, acoge la diversidad y nos llama a “estar ahí” como personas y comunidad. Asumiendo la Actitud de María en Caná; maternal, auxiliadora, educativa, que escucha, interviene y previene con fe. No solo provoca sentirnos en casa, sino también hacer que estos se sientan en casa con nosotros.
El discernimiento es un proceso espiritual que busca percibir, distinguir las emociones del Espíritu en el propio corazón, la presencia de Dios en las realidades humanas, en un mundo que cambia. Es fruto de una relación personal con Dios que nos purifica y nos impulsa a entrar en el corazón de la historia con mentalidad evangélica. Es un compromiso personal y comunitario continuo para acoger la novedad que el Espíritu Santo imprime en cada acontecimiento, generando cambios en el quehacer y hacer de la misión educativa. En fin, es el ejercicio cotidiano de la búsqueda de la voluntad de Dios para que las decisiones, pequeñas o grandes, sean coherentes con nuestros valores cristianos.
El acompañamiento es la disponibilidad para caminar junto con los jóvenes desde la escucha, la valoración de sus vidas, el arte de llevar a las personas, paso a paso a una auténtica experiencia de Dios y el descubrimiento del sentido de su misión partiendo de donde se encuentran para hacer camino, generar procesos y proyectar su vida de forma comprometida al servicio del otro y desde la esencia de su vocación y plenitud.
Somos una familia religiosa nacida del corazón de San Juan Bosco y de la fidelidad creativa de Santa María Mazzarello. Don Bosco eligió este nombre porque nos quiso como un monumento vivo de agradecimiento a la Virgen.